Atrapados por la lengua. 50 casos resueltos por la lingüística forense es el último libro de Sheila Queralt. Lo edita Larousse y lo prologa Manuel Marlasca. En él, la autora nos acerca un uso del estudio del lenguaje bastante desconocido a pesar de su importancia.
Voy a simplificar: la lingüística se ocupa del estudio del lenguaje y la ciencia forense es la que investiga hechos delictivos. Luego, la lingüística forense es la ciencia que estudia el lenguaje para resolver delitos; sea cual sea este. Desde una cláusula laboral que da lugar a distintas interpretaciones hasta un asesinato, se puede aplicar siempre que haya lenguaje, escrito (texto extenso o nota, anónimo, guasap…) u oral (llamada, mensaje de voz, entrevista…).
Sheila Queralt es perito en lingüística forense. Es fundadora y directora de SQ-Lingüistas Forenses y, entre otros trabajos, colabora con cuerpos policiales nacionales e internacionales en distintas investigaciones. También aquí he simplificado mucho: la formación académica y la trayectoria laboral de Sheila son extensas —y dignas de admiración—, y podéis conocerlas consultando su biografía, o leyendo Atrapados por la lengua, puesto que en primer lugar relata cómo llegó a ser la experta que es.
Tras presentarse a sí misma y a los inicios y consolidación de la lingüística forense, la autora nos expone los cincuenta casos reales, organizados en cinco capítulos: «Análisis del lenguaje», «Perfiles lingüísticos», «Atribución de autoría», «Identificación de voz» e «Imitación». Hay casos mediáticos que a todos o casi todos nos sonarán. Algunos son antiguos y otros recientes; los hay que incluso aún están abiertos y hemos de quedarnos con las ganas de conocer todos los detalles. En muchos de los casos encontramos códigos QR y enlaces a artículos, imágenes, sentencias… relacionados. Admira ver la cantidad de delitos que se han resuelto gracias al estudio del lenguaje en las pruebas —y esto es solo una selección de todos los que debe haber—, así como que la persona que los explica haya participado en algunas de esas investigaciones.
Para quienes quieran seguir indagando en la lingüística forense, Sheila recomienda libros, series y películas, pódcast y blogs —entre los que se encuentra el suyo: Por la boca muere el malo, en Archiletras—.
Me ha parecido un libro muy interesante, y muy ameno gracias a la prosa de Sheila Queralt: clara, sencilla y plagada de anécdotas personales. Si os he convencido y también queréis leerlo, podéis comprarlo en este enlace.
Y, por último, tengamos presente lo que aconseja la contracubierta: «Mira lo que dices, pero vigila también cómo lo haces». Aunque me temo que, por mucho que cuidemos nuestras palabras, la Dra. Queralt nos pillaría. Mejor será que nos portemos bien.
No tengo la menor duda de que será mi regalo navideño. Me encanta la lingüística, me encanta la ciencia forense y me encantan tus reseñas, ¡así que tres en uno! Ya se te echaba de menos, Uxue.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Fue mi regalo de cumpleaños, je, je. Pues te va a gustar mucho. Yo ahora quiero saber más de lingüística forense; de hecho, ¡quiero ser lingüista forense! Pero me conformaré con saber más… 🙂
¡Muchísimas gracias! Un besote
Me gustaMe gusta
Sí, me ocurre lo mismo: me parece una profesión apasionante (incluida la grafología, que no sé si tiene la consideración de ciencia). De una cosa estoy segura: si te empeñas en ser lingüista forense, lo serás, ¡por muy complicado que resulte!
Me gustaLe gusta a 2 personas
Porque no hay cursos online de eso, que si no… ja, ja.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cincuenta ejemplos para ser un eficaz delincuente. Parece ser un libro muy interesante. Y según lo cuentas, mucho más. Un besazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
O… cincuenta ejemplos para darse cuenta de que es muy difícil ser delincuente, porque ya no es solo lo que haces, ¡también lo que dices y escribes!
Es muy interesante y curioso. 🙂 Muchas gracias, Carlos. ¡Un besote!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Curiosísimo!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Que interesante! Hay que ponérselo difícil a los malos. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Parece que lo de el crimen perfecto está cada vez más complicado. 🙂
Muchas gracias, Raúl. ¡Un abrazo!
Me gustaLe gusta a 1 persona